Comentábamos el otro día que el entorno nos obliga más que nunca a las entidades que trabajamos con jóvenes tutelados a hacer oír nuestra voz…
Esa afirmación no era del todo correcta, faltaba un matiz significativo…
Quizás lo que deberíamos hacer es dejar nuestros altavoces para que los jóvenes tutelados y extutelados puedan hacer oír la suya… Tenemos el reto pues de buscar mecanismos de participación real para que los jóvenes puedan hablar… y sean escuchados…
El reto no es fácil.. pero pretendemos empezar a caminar… ¿Cómo lo haríais? ¿cómo podríamos avanzar en este tema?
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